Entre lo visible y lo invisible.
Mi trabajo transita esa frontera. No busco representar la realidad tal como es, sino transformarla en una experiencia poética, en un eco visual que resuene más allá de lo inmediato.
Juego con fragmentos suspendidos, imágenes que no cierran historias sino que las insinúan. Me interesan lo efímero, lo banal, lo imperfecto: esos restos cargados de tiempo que se convierten en huellas.
Hay en mis proyectos una tensión constante entre lo documental y lo ficticio. Me atrae cuestionar la construcción de la verdad, exponer el artificio detrás de lo verosímil. Uso la imagen como una forma de desplazamiento, con una ironía sutil que incomoda o interroga.
Mis fotos no están pensadas para ser solo vistas. Son espacios por habitar. Interpelan desde el silencio, la memoria, lo incierto. No ofrecen respuestas, apenas señales. Umbrales.
En cada imagen intento abrir un campo sensible, un lugar donde la luz y la sombra no solo delinean formas, sino sentidos que no siempre se dejan nombrar.