Cada imagen en Lux et Umbra es una danza entre la oscuridad y la iluminación, un juego de contrastes que va más allá de la simple representación visual. Galli utiliza la luz como un elemento narrativo, que no solo ilumina, sino que desvela lo que yace en las sombras—los secretos del alma, las tensiones internas, y los momentos de quietud reflexiva. Aquí, la sombra no es un vacío, sino una presencia tangible que da forma a la luz, dotando a cada composición de un peso emocional que trasciende lo meramente visual.
La serie es también una meditación sobre la dualidad inherente a la condición humana. En este sentido, Lux et Umbra no solo se contempla; se experimenta. Es una invitación a sumergirse en las profundidades de lo que significa ser humano, a enfrentarse a los contrastes y contradicciones que nos definen, y a encontrar belleza en lo oscuro tanto como en lo luminoso.
Cada fotografía es una ventana a un mundo donde la luz esculpe el espacio y el tiempo, creando un diálogo continuo entre lo visto y lo sugerido, lo tangible y lo etéreo.
En un mundo donde la fotografía digital tiende a priorizar la claridad y la nitidez, Lux et Umbra se erige como un recordatorio poderoso de que la verdadera esencia de la imagen radica en su capacidad para sugerir, para evocar lo que no se puede ver a simple vista. Es un retorno a la esencia misma de la fotografía como un arte de la interpretación, donde cada sombra alberga una historia, y cada rayo de luz, una revelación.